Ya está aquí, el día de marcharnos ya llegó y comienza nuestro viaje a Cuba. Salida desde Bilbao a Madrid y luego directos hasta La Habana. Una vez en La Habana cogeremos un autobús de la compañía nacional Viazul hasta Ciego de Ávila. Serán unos días duros hasta que lleguemos a los Cayos a descansar, pero que merecerá mucho la pena.

Por fin llegó el día. Nos vamos a Cuba. Veremos lo que podamos desde el medio de la isla hacia la izquierda. Es decir, la parte occidental de la isla. Sólo vamos 15 días y tampoco queremos abarcar mucho. Será nuestro primer viaje después de casi 4 años que haremos los dos solos. Como a los enanos todavía les queda una semana de cole, hemos hecho un apaño y nos escapamos la anterior a Semana Santa y así poder disfrutar con ellos la de Pascua.

El vuelo es con Iberia y el día anterior nos lo cambian de hora, lo que nos trastoca bastante. Salimos a las 9:30 de Bilbao a Madrid. A las 8:00 estamos en el aeropuerto y ni diez minutos después, recibimos una llamada de mi suegro, que nos ha llevado, diciéndonos que la carretera estaba cortada en dirección al aeropuerto porque un camión había hecho la tijera. Después en internet veremos que hasta las 10:00 no se han abierto los carriles. Así que por 5 minutos nos hemos salvado de empezar con el pie torcido el viaje.

Al llegar a Madrid, está mi hermana esperándonos, ya que hasta las 15:55 no sale el vuelo Madrid – La Habana. También cambiado. Desayunamos unas ricas tostas con jamón y hacemos tiempo dando un paseo por lo madriles. A las 13:00 vamos a tomar el hamaiketako y eso se convierte en raciones de pulpo, zamburiñas, ensaladilla, …… Había que despedirse bien, que en los próximos días no sabemos que tal vamos a comer. Con tanta cosa rica y a gusto, miramos el reloj y quedaba menos de una hora para la salida del vuelo. A toda leche hacia el aeropuerto. Menos mal que habíamos facturado antes las maletas, porque llegamos a escasos 40 minutos antes de la salida del vuelo. Cuando ya estábamos todos sentados y vemos que el vuelo no sale, nos dicen que se va a retrasar un poco, porque tienen que sacar las maletas de tres personas que han facturado pero que no han aparecido a embarcar.

Son unos 9.500 kilómetros y 9 horas y media. Nos dan una vez de comer y casi llegando un piscolabis. De las aerolíneas con las que hemos hecho destinos largos nos ha parecido la más cutre y tacaña. Lo bueno las cuatro pelis que pude ver en castellano. Una de ellas muy recomendable, «El desconocido» de Luis Tosar. Llegamos a las 20:00, pasamos el control de pasaportes, y fuimos a recoger las mochilas. Tardaron más de hora y media en salir. El aeropuerto es muy de andar por casa para ser la capital de un país. A la salida hay dos casas de cambio, una a cada lado . Pero si hay mucha gente, que es lo que nos pasó a nosotros, también se puede subir a la primera planta, dentro de la terminal, y al lado del baño hay una que está completamente vacía. El cambio que nos hicieron fue a 1,07 cuando el oficial estaba a 1,10, bastante bien. Al salir, nos estaba esperando un chico con nuestro nombre. Había leído que un taxi no bajaba de los 30 CUC, e investigando por internet, encontré una página de transporte en minibus, que por 6 € cada uno te llevaba hasta la zona donde se tuviese el hotel, la página es «flyforvacations». El chico nos dijo que teníamos que esperar un poco a que llegaran otros pasajeros, pero pasado un rato nos vino la chica encargada de gestionar los transportes a preguntarnos si quedaba mucha gente por salir. Le contamos lo de la tardanza de las maletas. Pero ella nos dijo que había estado dentro y que ya no quedaba nadie. Le preguntamos a ver si los que faltaban venían en nuestro avión y cuántos eran. Resulta que sí que venían en nuestro avión y eran 3. Así que llegamos a la conclusión de que eran los tres tipos que se habían quedado en Madrid sin embarcar. Ya es casualidad.

Debido al cambio de vuelos, tuvimos que reorganizar la primera noche que es la que solemos llevar cogida desde casa. Decidimos que ya que llegábamos de noche, lo mejor era dejar La Habana para la vuelta y aprovechar la noche de llegada para irnos lo más lejos posible y ahorrar un día de viaje para poder ver cosas. Así que le dijimos al chico del transfer, a ver si en vez de llevarnos al centro de La Habana nos podía acercar hasta la parada del Viazul. No nos puso ninguna pega. Claro que también éramos los únicos, así que a los demás viajeros no creemos que les importara. En 20 minutos estábamos allí.

El Viazul, es una compañía de autobuses que recorre todo el país. Son más o menos modernos, con aire acondicionado, más caros que los autobuses cubanos, y te dejan en las principales ciudades. Tuvimos suerte que uno salía a las 00:30 hacia Ciego de Ávila, el lugar más lejano al que íbamos a llegar. Y así aprovechábamos esa noche para viajar y no perder el día. Esperamos un par de horas a que llegara. Yo viendo un partido de basket en una minitele un tanto distorsionada la imagen, estilo casi canal + antiguamente y Usua durmiendo como un lirón completamente tirada en unos asientos. Media hora antes de que llegue el autobús, hay que ir a la ventanilla para que te den el asiento. Pero mucho cuidado con relajarse a la hora de subir, porque luego cada uno se sienta donde quiere y cuando entramos nosotros quedaban sólo dos asientos juntos en la penúltima fila. Si se reclinaban, los de la última fila no entraban, pero como desde la primera fila estaban todos igual a nosotros no nos quedó más remedio que también reclinarlos para poder entrar y cuando se sentaron los dos últimos chicos que subieron, un argentino y una suiza, fliparon. Tuvieron que ir durante más de tres horas hechos bicho bola, hasta que en la primera parada se bajó gente y pudieron recolocarse.

Hay que llevar bien de abrigo para resguardarse de los -30º a los que se llega con el aire acondicionado a tope. Durante el día es más llevadero, pero por la noche como uno no vaya abrigado no duerme ni de coña e igual hasta hay que llevarle al hospital con congelaciones en las extremidades. Nosotros íbamos con sudadera, pantalón largo y playeros porque tuvimos suerte que nos pilló justo con la ropa del viaje en avión y aún así pasamos un frío de la leche.

B.F.F.F.