La región de Mývatn en Islandia
13/11/2018Península de Snaefellsnes en Islandia
13/12/2018El trayecto desde la región de Mývatn hasta Varmahlid, nos depararía mucha nieve, una catarata espectacular, Godafoss, y la pena de no poder disfrutar de los fiordos de Ólafsjördur y Siglufjördur en la costa norte debido al mal tiempo.
El día esta vez se presentaba tranquilo. Teníamos algo menos de 200 kilómetros hasta nuestro siguiente destino, Varmahlid. Y aunque la idea principal era haber subido por la carretera 76 de la costa para ver los fiordos de Ólafsjördur y Siglufjördur, el tiempo que hacía era horroroso y las cámaras web que se podían ver a través del móvil mostraban un cielo negro y unas carreteras completamente nevadas. Por lo que decidimos seguir la principal y no arriesgar a quedarnos atrapados.
Nos levantamos tarde ya que la noche no había sido buena debido al frío que entraba en la habitación. Nos asomamos por la ventana y todo los alrededores estaban completamente nevados y caían copos de manera intermitente. Desayunamos calentito y nos preparamos a experimentar el primer día de nieve desde que habíamos llegado a Islandia.
Como el día anterior había sido muy intenso en cuanto a visitas, nos habíamos dejado por ver el enorme campo de lava de Dimmuborgir. Así que hacia allí que nos dirijimos. Dejamos el coche en un pequeño aparcamiento vacío y empezamos la visita sin parar de nevar. El paisaje de los campos de lava era una pasada. Había un montón de caminos señalizados para recorrer y llegar hasta las formaciones más características del lugar. Estábamos sólos y más de una vez nos hizo pensar que íbamos caminando por Invernalia a la espera de que aparecieran, al doblar una esquina, los caminantes blancos y tener que ponernos a luchar con ellos. Hasta nos hicimos una especie de película en plan frikis totales 😀 Pero nos reímos lo nuestro.
Terminada la visita y nuestra esporádica faceta de Spielberg, rodeamos el lago Mývatn por la carretera 848 . No paraba de nevar y el cielo estaba tan oscuro que parecía que ni había amanecido. De nuevo en la carretera principal seguimos nuestro camino hacia el oeste, para darnos de bruces con otra de las espectaculares cascadas/cataratas del país.
Desde lo alto de la carretera, a lo lejos, en una explanada enorme, se podía divisar una enorme grieta que de repente se anchaba y cómo una cantidad enorme de agua caía por ella. Era la cascada de Godafoss, sin lugar a dudas haciendo honor a su nombre (cascada de los dioses). Había dos zonas para verla, a la derecha e izquierda del río atravesando un puente que las comunicaba. Nosotros disfrutamos de las dos, pero en la parte izquierda de la catarata había un camino un tanto resbaladizo debido al hielo que te acercaba a pocos metros de la caída del agua. Desde allí las vistas eran impresionantes y el sonido del agua al caer resultaba ensordecedor. Además, debido a la fuerza con la que caía el agua que levantaba, nos mojamos enteros, aunque como íbamos bien provistos de ropa impermeable no hubo problemas. Tal vez fuera por su belleza, por la forma abierta o por la proximidad con que la disfrutamos, pero nos pareció una de las más increíbles de toda Islandia. Y cómo no, el sol de nuevo lució para que la pudiéramos contemplar en toda su magnificencia.
Debido a que las carreteras 82 y 76 seguían completamente nevadas, decidimos seguir por la ring road hasta nuestro alojamiento en Varmahlid. Hicimos una pequeña parada en Akureyri a comprar provisiones, pan, fruta, unas cervecitas y yatekomos por 1.200 Kr. Era pronto y creíamos que la tarde se nos haría un tanto larga. Pero al llegar descubrimos que tenía unos hot tubs (baños termales) disponibles para los huéspedes del guesthouse a coste 0. El alojamiento era el Bakkaflöt guesthose. Se trataba de unas pequeñas cabañas en medio de un terreno enorme completamente nevado y rodeado de montañas. La cabaña era preciosa y tenía el baño dentro. Para comer había que ir a la casa principal donde también tenían las termas. El desayuno estaba incluído. Pagamos 165 € por la noche, pero por una vez en todo el viaje no nos pareció caro el dinero desembolsado.
Una vez dejadas las maletas, hicimos una pequeña mochila con los trajes de baño y las toallas y nos fuimos directos a las termas. Tras un vesturio y unas duchas, se accedía a una pequeña piscina al aire libre y a su lado los baños calientes cubiertos. Alrededor estaba todo lleno de nieve. Nos pasamos la tarde entrando y saliendo de un lado a otro y disfrutando como enanos. Hasta hubo un momento desafío entre Iker y yo por ver quién se atrevía a tirarse a la nieve y retozarse sin nada….. finalmente ganamos los dos.
Reventados de tanto relax 😉 nos volvimos a nuestra preciosa cabaña. Jugamos un poco, los críos hicieron deberes y tras una rica cena nos fuimos a dormir.
B.F.F.F.