De Viñales a La Habana – Cuba

Cayo Jutías, Cuba.
Cayo Jutías – Cuba
Cartél en el hospital de La Habana
La Habana – Cuba
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De Viñales a La Habana – Cuba

Escapamos de uno de los sitios más bonitos de la isla debido al mal tiempo reinante y ponemos dirección a la capital de este maravilloso país, que debido a unos imprevistos, decidimos dejarla para visitar en nuestros últimos días de estancia en Cuba.

Toda la noche ha estado lloviendo sin parar y además con intensidad, ya que oíamos el agua en las ventanas y de vez en cuando algún que otro trueno. La mañana es un calco. La idea de hoy era ir a ver el otro Cayo que hay cercano, Cayo Levisa, pero con este tiempo no merece la pena. Hablamos con los dueños a ver si les importa que nos vayamos, ya que les habíamos dicho que íbamos a estar dos noches, pero lo entienden perfectamente. Así que después de desayunar una rica tortilla con zumo, fruta y panes con mantequilla por 2 CUC cada uno, me preparo para ir a devolver la moto y poner rumbo a La Habana.

La moto también la teníamos alquilada por un día más y me imaginaba que perderíamos el dinero como nos pasó en Morón, pero le digo al hombre lo que pasa y también lo entiende y nos devuelve el dinero del día no consumido. Hoy nos ha tocado la gente comprensiva.

Vamos a la parada del Viazul, pero casualidad se acababa de ir hace 10 minutos. Siempre con retrasos y para una vez que lo necesitamos a su hora que llega y se va. También hay taxis pero nos dicen que por ahora están todos ocupados, que si conseguimos más gente que sí que nos ponen uno. Como el siguiente Viazul a La Habana salía dentro de bastantes horas, me quedo enfrente de la cola y cada vez que iba alguien a coger un billete le preguntaba a ver a donde iba. Si iban para La Habana les intentaba convencer para no tener que esperar y así ir juntos todos en un taxi. Al final conseguí juntar a una Suiza, un alemán, un peruano, una macedonia y nosotros dos. Porque teníamos la página web de Ikertanoa en mente, que sino allí que me quedo como cazaturistas sacándome unas buenas comisiones. La chica que gestionaba los taxis se partía de la risa viéndome.

Nos montamos todos en el taxi, 15 CUC por persona, nos lleva a por las maletas a donde la moto, que las habíamos dejado allí para no estar cargadas con ellas mientras buscábamos el transporte y ponemos rumbo a La Habana. Se tarda 2 horas y media pero que pasan volando hablando entre todos. Yo contento de que este viaje iba a hablar en castellano todo el día, y entre el belga de los Rolling Stones y el coche de la ONU en el que íbamos hubo que desempolvar otra vez el inglés. Hasta tuve que hacer de traductor entre lo que quería decir el taxista y los demás viajeros del coche. Porque Dani, el peruano, no es que hablara mucho, pero eso sí, cada vez que decía algo te partías de la risa. El tío era muy sarcástico y no paraba de vacilarle al taxista, aunque el otro tampoco se quedaba corto. La macedonia nos habló maravillas de su país y de lugares apetecibles que visitar. Apuntado queda en nuestra agenda viajera para un próximo destino. Y el taxista nos contó toda su vida. Que antes había tenido 3 taxis, pero que los tuvo que vender para poder darle un tratamiento a su hijo que tenía cáncer en Miami. Y que la mujer aprovechando que se fue con el hijo, allí que se quedó y le dejó todo tirado. Que había pasado de tenerlo todo a trabajar con el taxi de otra persona para poder vivir. Por el camino paró y compró unos manís, que son unos dulces de cacahuete que los hacen allí artesanalmente, y nos dió uno a cada uno. Y aunque parezca mentira viniendo de alguien relacionado con el turismo, en ningún momento nos pidió más dinero.

La Habana

Llegamos a La Habana y nosotros fuimos los primeros en bajarnos, nos dejó cerca de donde teníamos cogida la casa particular, en Nuevo Vedado. Como habíamos tenido que cambiar los planes del viaje por el cambio que nos habían hecho en el vuelo, la primera noche que reservé en La Habana, la cambié para el final del viaje y ya aprovechamos y estuvimos las dos noches en el mismo sitio. La casa por fuera es colonial, muy chula, pero por dentro está un poco descojonada, los techos son increíblemente altos, más de 4 metros. Pero lo importante es que está limpia de narices. Se llama la «Casa de Néstor». Como él no está, le llaman por teléfono, me pongo con él y me dice que mañana no vamos a poder quedarnos porque la tiene ocupada. Le digo que claro, que es la mía, porque nosotros hoy no teníamos reserva ya que habíamos adelantado un día la llegada por el mal tiempo que hacía en Viñales. Pero me dice que no, que la reserva no es española. Tócate las narices, cuando le reservé por internet me dijo que por favor que no le dejase tirado, que se fiaba de mí, que si no podía ir que le avisase con antelación y ahora resulta que el que no ha cumplido con su palabra ha sido él. Le dije que me parecía que había faltado a su palabra y me dijo que no nos preocupásemos que él se encargaba de buscarnos otro alojamiento. Bueno….. a ver mañana.

Un poco fastidiados por la poca palabra que tiene la gente, dejamos las mochilas en la habitación y nos vamos a recorrer la tan aclamada ciudad de La Habana. Vamos directos al malecón. El mar está muy picado, y cuando chocan las olas el agua sale despedida por encima del muro cayendo hacia la carretera. Una imagen preciosa. De camino hacia el centro, pasamos por la sección de intereses de los USA, el Hotel Nacional y El monumento a las víctimas del Maine. Todo esto queda pegado al malecón. Nos metemos hacia el interior por el parque Maceo (qué buen saxofonista ;-)) y vemos la iglesia del Sagrado Corazón. Cuando salimos de ella, oímos un montón de sirenas y vemos a gente correr, así que ya se sabe, donde va Vicente ……. Llegamos corriendo hasta el paseo del Malecón para ver algo histórico, la comitiva del presidente de los Estados Unidos y en el medio la limusina que lleva a Obama, al que conseguimos ver sentado en el asiento de atrás junto a su esposa. Nos perderemos a los Stones (aunque ya los vimos en Donosti), pero hemos visto al «negrito alto de los americanos», como le llamaba el taxista que nos trajo hasta La Habana.

Alucinados y emocionados, ya sé que es una chorrada, pero nos hemos flipado un poco, vamos a la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús. Está encajonada en medio de la calle, lo que hace que no se pueda disfrutar de toda su la belleza. Tiene unas vidrieras preciosas y es de mármol por fuera, el interior si es más parecido ya a nuestras iglesias.

De ahí cogemos la Avenida Simón Bolívar, la Avenida Salvador Allende y la Avenida de la Independencia, para llegar hasta la plaza de la revolución y el memorial José Martí. Esta plaza la hemos visto miles de veces en la televisión. Es la sede del Gobierno Cubano y se utiliza como sitio de celebración de las grandes concentraciones políticas. En la pared del edificio del Ministerio del Interior, está el famoso mural de Ché Guevara con la frase «Hasta la Victoria Siempre», que es una copia de la foto que realizó Alberto Corda. En el edificio de telecomunicaciones que está al lado, está la otra imagen representativa de la plaza, la del guerrillero Camilo Cienfuegos. Como es tarde, la plaza la vemos prácticamente solos, ya que los autobuses turísticos ya se han ido.

 

Volviendo hacia donde teníamos la casa, paramos a comer unas hamburguesas que tenían muy buena pinta. La chica que estaba sirviendo fuera, nos hace entrar, nos busca sitio, se pone a tomarnos nota ella en vez de los que estaban dentro, ……, demasiada amabilidad, pero bueno, ella será así pensamos. Cuando le pido la cuenta, me da un papel escrito por ella en el que pone 2 hamburguesas 8, y 3 zumos que habíamos tomado a 2 cada uno. Nos sorprende porque la hamburguesa ponía que costaba 15 CUP. Le digo a ver si le puedo pagar en CUC, ya que la moneda nacional nos habíamos quedado sin ella al pagar el alojamiento en Trinidad, y me dice que sin problema. Le doy un billete de 10 CUC, y esperando las vueltas me dice que faltan 4 más. Como???? Ha intentado hacernos la jugada y cobrarnos la comida en CUC en lugar de CUP. Me empiezo a acalorar, le digo que es una estafadora, que es una vergüenza que exista gente como ella, y alguna cosilla que otra más…..Le teníamos que haber pagado 36 nacionales, osea 1 CUC con 11 céntimos y la timadora nos quería cobrar 14 CUC. Le digo que turista sí, pero que de tonto poco. No me dijo ni mú, sólo un «tiene usted razón, lo siento». La verdad es que estuve bastante rato fastidiado, no por el dinero, que por 13 € no voy a ser más pobre, sino por la acción. Pienso en que podrían haber sido mis aitas y lo habrían pagado creyendo que se habían equivocado ellos, cuando era la otra arpía la que estaba actuando de mala fé. En fin, corramos un tupido velo, pero es que las injusticias pueden conmigo.

Seguimos nuestra vuelta a casa y pasamos por un centro comercial, entramos a echar una ojeada y prácticamente no hay nada y los precios de electrodomésticos y ropa, más caros que aquí. Nos cogemos un par de cervezas y unas croquetas para picar y nos sentamos enfrente del malecón a ver el espectáculo de las olas.

Encontramos un wifi al lado de casa y nos conectamos para ver si hay alguna noticia nueva. Los enanos y los aitites ya han llegado a Chiclana, ahora le toca disfrutar. Que ganas de verlos, madre mía!!!!! Llegamos a la casa, charlamos un poco con la señora, a Néstor ni verle el pelo, y nos vamos a descansar, que llevamos 6 horas seguidas andando sin parar.

B.F.F.F.

 

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