Como decíamos antes, nuestro viaje a Filipinas lo dividiremos en 3 partes: La primera, nada más llegar al país, será la más aventurera y cansada. En transporte privado iremos hacia el norte de Luzón hasta la conocida como "la Cordillera". Debido al carácter montañoso de la región, escasos 350 kilómetros nos podrá llevar hacerlos hasta 10 horas, por lo que tendremos que tener mucha paciencia. Aunque simplemente con girar la cabeza a derecha o izquierda y ver los paisajes que estamos atravesando, no nos importarán tanto esas pequeñas palizas.

Esta es la zona más auténtica de Filipinas y de las que menos explorada turísticamente está. Eso conlleva por un lado que nos sintamos como exploradores en una tierra que no ha pisado el hombre blanco, y por el otro, tengamos que renunciar a muchas de las comodidades de la vida moderna. Es por eso que en esta primera parte del viaje los alojamientos los cogeremos según llegamos a los pueblos, echando una ojeada a ver si nos gustan y si no a por otro. Internet en esta zona es casi como un unicornio blanco alado. Aquí seremos testigos de la tradición de las tribus de las montañas que sobrevivieron a la invasión española y estadounidense, y de los preciosos bancales de arroz hechos en forma de terraza con más de 2.000 años de antigüedad, conocidos como la octava maravilla del mundo.

La segunda parte la dedicaremos al sur de Luzón. Después de una semana intensa en las montañas cogeremos un vuelo en Manila hasta Legazpi (no, nos vamos a ir de pintxos). Aquí veremos el todavía activo volcán Mayón, considerado como el más perfecto del mundo y seremos testigos de los estragos que causó en una de sus erupciones en las ruinas de Cagsawa. Pero si por algo hemos incluido esta parte de Luzón en el viaje, es para poder disfrutar del pez más grande del mundo, el tiburón ballena. La sensación de nadar en libertad a escasos metros de él, es algo que no se olvida en la vida. Aunque unas horas antes deberíamos rezar a Dios, Mahoma, Buda, Brahma y cualquier deidad conocida para tener suerte y encontrarlos, ya que no debemos olvidar que no estamos en un zoo. Y como colofón a nuestra estancia en Donsol, al anochecer, surcando el río que atraviesa las afueras de la ciudad, veremos como millones de luciérnagas nos iluminan desde ambas orillas como si fueran luces de navidad.

La tercera y última parte del viaje, la dedicaremos a la isla de Palawan. Nos relajaremos y disfrutaremos en unas de las mejores playas de todo el sureste asiático. Pero como el setismo no va con nosotros, esas maravillosas playas las combinaremos con 3 increíbles excursiones. En Sabang, veremos el río subterráneo considerado como una de las 7 maravillas naturales del mundo, y en Port Barton y El Nido, recorreremos las islas que los rodean descubriendo paisajes tanto terrestres como marinos que en muchos momentos nos dejarán sin respiración.

Con lágrimas en los ojos porque se acerca el final de esta increíble experiencia, volveremos a Manila para descubrir un poco de esa caótica ciudad y hacer las últimas compras antes de coger nuestro vuelo de vuelta a la realidad.

Esquemáticamente, este será nuestro itinerario: