El Templo de Borobudur y la ruta hasta Jepara, Indonesia (Java)

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El Templo de Borobudur y la ruta hasta Jepara, Indonesia (Java)

Después de disfrutar de los maravillosos Templos de Prambanan, ahora tocaba adentrarnos en el monumento budista más grande del mundo, el Templo de Borobudur. Desde allí y en autobús, atravesaríamos el centro de Java para llegar hasta Jepara, en la costa norte, siendo testigos de unos preciosos paisajes con el Gunung Merbabu de fondo.

Debido al desfase horario, no hubo quien pegara ojo en toda la noche. Salvo Noa que cayó como un tronco, los otros tres integrantes de la familia estuvimos hasta las 3:00 de la mañana viendo natación y halterofilia. Lo peor de todo fue cuando a las 5:45 sonó el despertador para ponernos en marcha. Teníamos que madrugar para ir a ver Borobudur, ya que sino no nos daría tiempo a llegar a la hora de la salida del bus para Semarang.

Bajamos a desayunar. Había preparado un rico buffet, pero a esas horas no teníamos casi hambre, con lo que unos cola – caos con frostis y algún bollo, fue todo lo que metimos al cuerpo. Hicimos el check-out, ya que no volveríamos a pasar por el hotel y saldamos la cuenta. 1.129.000 Rupias. Al oir la palabra «million» casi nos da un pampurrio, menos mal que rápidamente caímos en que el tipo de cambio nos era bastante favorable.

Templo de Borobudur

A la salida ya nos estaba esperando el taxista. Tardamos poco más de una hora en recorrer los 50 kilómetros que separaban el hotel del templo. A las 8:00 estábamos en la entrada sacando los tickets. Aunque no había excesiva gente, al abrir a las 6:00, sí que había unas cuantas personas madrugadoras.

 

El Templo de Borobudur, el más grande de los monumentos budistas del mundo, fue construido entre los años 750 y 842. 300 años antes que el Angkor Wat de Camboya y 400 antes de que en Europa se empezaran a construir las grandes catedrales. A principios del siglo XI, como consecuencia de la situación política en Java central, los monumentos religiosos fueron totalmente descuidados y abandonados a su suerte. Sufriendo erupciones volcánicas y otros estragos de la naturaleza. Su redescubrimiento, fue en 1814 por el gobernador británico en Java, Thomas Stanford Raffles. En 1835 estaba completamente desenterrado. Desde el año 1991 es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

La entrada costaba 280.000 R. para los extranjeros. Una pasta para el país, pero por lo menos los enanos no pagaban entrada. Es obligatorio cubrirse con un sarong, tanto piernas como hombros. Nosotros como no teníamos nos lo dieron a la entrada. Lo que no recuerdo es si fue gratis o tuvimos que pagar algo.

El sitio era una auténtica maravilla. Desde la parte de arriba había unas preciosas vistas de toda la selva que rodeaba el conjunto. Las 72 estupas que coronan el templo, tenían en su interior una estatua de Buda. Algunas visibles y otras no, pero a los críos les encantó mirar a través de los agujerillos a ver si las encontraban.

Tuvimos momentos en los que supimos lo que era ser famoso. No pararon de pedirnos fotos, sobre todo con los críos. Pero era normal, ya que no estaban acostumbrados a ver niños tan pequeños de otros países.

Terminada la preciosa visita, volvimos al taxi y sobre las 11:00 estábamos en la parada del bus. Como todavía restaba más de una hora para la salida, aprovechamos para hacer un hamaiketako con algunas cosillas que habíamos «chorizado» del desayuno. Al ir a cambiarle el pañal a Noa, descubrimos que nos habíamos dejado la bolsa con las toallitas en los baños de Borobudur. Menos mal que cerca teníamos un supermercado y pude comprar, porque sino los del autobús iban a dormir pláaaaaaacidamente….. 24.000 R.

Aunque el autobús ponía que era «executive», era comparable a uno de hace 20 años por estos lares, pero por dentro era cómodo y los asientos se reclinaban casi enteros. Como además iba casi vacío, nos pusimos uno en cada asiento y os echamos una buena siesta hasta Semarang. Nos dieron un bollo y una botella de agua para el viaje. Todo un detalle.

 

Tardamos 4 horas en llegar y sólo eran 130 kilómetros. Nos dejó a las afueras del pueblo y allí mismo cogimos un taxi por 30.000 R. hasta la estación de autobuses de Terboyo. Toda la zona estaba completamente inundada y no parecía que hubiese llovido en muchos días. Esperamos al lado de una carretera a que llegara nuestro bus. No dejaban de pasar uno tras otro y al de 15 minutos apareció el nuestro. Era un autobús de línea, con lo que ello conllevaba. Menos mal que nos montamos los primeros, porque en un par de paradas estaba hasta los topes y no cabía ni un alfiler. Pagamos 50.000 R. por los cuatro.

Jepara

Llegamos a Jepara completamente de noche y tras más de 2 horas y media para hacer 75 kilómetros. Nos dejó en medio del pueblo y al lado había un par de bicicleteros estilo tuk-tuk a los que preguntamos por el muelle, que era desde donde al día siguiente teníamos que tomar el barco hacia las Islas Karimunjawa. Nos dejamos guiar por ellos hasta el hotel que quisieron por 30.000 R., y nos dejaron en uno muy chulo que se acababa de inaugurar. Jepara Indah Hotel, 325.000 R. por una habitación enorme con 2 camas de 1,50 y aire acondicionado.

 

Dejamos las mochilas y dimos un paseo por el pueblo, con una noche estupenda de temperatura. Nos acercamos hasta el Kura Kura Ocean Park, que está situado en el interior de una tortuga gigante. Y de allí volvimos al hotel a cenar. 2 mie goreng, 2 de pollo, 3 zumos y agua, por 75.000 R.

Preguntamos a los chicos de recepción a ver como se cogían los billetes para el ferry, y nos dijeron que no nos preocupáramos, que les diéramos el dinero y que ellos se encargaban al día siguiente de cogérnoslos. Aunque un poco desconfiados, aceptamos porque eran currelas del hotel. Les dimos 100.000 R.

Volvimos a la habitación y les acostamos a los críos, mientras Usu y yo nos sentamos en la terracita a conversar y relajarnos un poco del día sin respiro que habíamos tenido.

 

B.F.F.F.

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