Bangkok – Tailandia
14/06/2016Viajar a Cuba
24/06/2016Viajamos hacia el sur de Tailandia. La carretera hacia el sur de Tailandia está muy bien. Llegamos hasta Chumphon y de allí hacia la costa oeste por la nacional 4. Está claro que en esta zona es la época de lluvias. Desde que nos hemos acercado a la costa no ha parado de llover y a una intensidad considerable. Aunque la idea era ir parando en playitas y pueblitos, el «maravilloso» tiempo no nos lo permite, así que seguimos carretera hasta que se empieza a hacer de noche. Comenzamos con el relato:
En un pueblito, Kapoe, encontramos un hotel en la misma carretera con unas cabañas al lado de un lago muy bonito. Nos pide 550 THB, le intento regatear con la excusa de la hora, el clima y demás, pero no hay manera. Consigo dejarlo en 500THB, pero yo creo que por pesado. La cabaña y el entorno es precioso, pero el clima es horroroso.Compramos unas latas y bimbo en un 7/11 del pueblo y nos recluimos en la habitación a cenar viendo un partido de basket de la nba. Acostados viendo la tele nos quedamos fritos.
Nos despertamos temprano y el agua sigue cayendo como si lo fueran a prohibir. Voy a coger unos zumos y algo para desayunar, ya que en el hotel no hay nada, y en cuanto abro la puerta eso parece la película «La costa de los mosquitos». Había cientos, por no decir miles (uno que es de Bilbao…..) de mosquitos por todo el jardín. Así que pospongo mi excursión a por el desayuno. Viendo que el tiempo no tiene pinta de mejorar, decidimos irnos de allí de una vez y atravesar el centro de Tailandia hacia la costa este, que en teoría en estas fechas hace mejor tiempo Salimos de la habitación como alma que lleva el diablo y sin parar ni bajar las ventanillas, nos despedimos de la dueña.
Atravesamos todo el centro-sur de Tailandia. nos internamos en el Khao Shok National Park. los paisajes con las montañas y la densa vegetación, son de quitar el hipo, pero es imposible parar a disfrutarlo porque no deja de llover a cántaros. Una vez atravesado el Parque Nacional, para de llover y se empiezan a ver unos claros. Parece ser que el grueso de las nubes se las han quedado las montañas.
Llegamos a Surat Thani. Hacemos una parada técnica en un super grande que hay y tiramos hacia la costa, ya que nuestros cuerpos están pidiendo sol y playa. Paramos en el pueblo de Khanom. No tiene mucho para ver salvo sus playas. Nosotros creíamos que esta zona no era muy popular, pero hay un montón de hoteles y resorts. Queda muy cerca de la isla turística de Koh Samui. Como es un centro vacacional y aquí es donde hace mejor tiempo, nos cuesta encontrar algo con las tres B. Bueno, bonito y barato. No hay casi extranjeros, pero los precios están prohibitivos. Yendo hacia otras playas, encontramos lo que estábamos buscando. Cabañitas y no hotelazos. Cogemos en el Suchada Villa, un bungalow al lado de la playa con una terraza chula por 700 THB la noche. Estaremos un par de noches. Dejamos las cosas y nos vamos a la playa. Se puede ir dando un paseo, pero con las ganas que tenemos de bañarnos, al coche lo más rápido posible. La playa no es espectacular pero casi. Una playa larga de arena blanca con palmeras y el agua clarita. Lo único que le faltaba era que fuese azul turquesa para darle un 10. Además estaba tan lisa, que el horizonte se confundía entre el cielo y el mar. Aunque el tiempo ha mejorado, nos cae un tormentón mientras estamos en el agua.Nos importa bastante poco y a los enanos menos todavía, ya que es la primera vez que se bañan lloviendo y están encantados. En 10 minutos el cielo queda completamente despejado. Cenamos en el porche todo el aprovisionamiento que habíamos cogido en Surat Thani. Y mientras los enanos se van a jugar, Usu y yo degustamos unas cervecitas bien frías de relax total.
Relajados y bien descansados para las 8:00 estamos levantados. El día está nublado, así que aprovecharemos a ver algunas cosillas que nos ha recomendado el chico del alojamiento. Nos metemos unos peazo cereales con leche y al coche a ver unas cascadas primero.
Seguimos las indicaciones que hay en los carteles, pero llega un momento en el que ya no pone nada. Como hay justo un río por esa zona, deducimos que las cascadas estarán cerca montaña arriba. Voy yo sólo a ver si las encuentro para luego llamarles. Comienzo a subir, a cruzar por rocas del río, la selva se empieza a hacer más densa, y cuando llevo como 15 minutos subiendo y lo más que he visto es un hilillo de agua y muchas pero que muchas arañas de un tamaño considerable (soy un poco aracnofóbico) decido que tampoco serán tan bonitas y me doy la vuelta. Así que vuelta al coche y a ver la cueva, Khao Wang Thang Cave, a ver si hay más suerte.
Esta cueva también está señalizada, pero con la diferencia de que con el coche llegas a un aparcamiento al lado de la subida. Para llegar se atraviesa una carretera con un montón de árboles a ambos lados, que hacen que casi se haga de noche. Están rajadas las cortezas y con un cuenco debajo. Nos imaginamos que será para recoger la savia de los árboles. Paramos para sacar unas fotos, pero al salir del coche acojona un poco. Parece que estamos metidos en una película de miedo. Atravesado esto se llega a la cueva. Para acceder a ella hay que subir 153 escaleras (contadas por todos los integrantes de la familia). Hay unos chicos abajo, que si quieres los puedes contratar como guías. El interior alberga un altar con unas cuantas estatuas budistas. No tiene luz, así que con la del móvil conseguimos ver algo. La cueva sigue bastante hacia dentro, pero después de lo de los árboles, había pocas ganas por parte de todos de investigar la cueva. Así que media vuelta y para abajo. Desde arriba en la parte de fuera, hay una plataforma con unos banquitos desde la que hay unas vistas espectaculares de los alrededores.
Con tanto éxito en las visitas, ponemos punto y final al día excursionista y vamos a nuestra playa a disfrutar otra vez de la soledad y la tranquilidad. Antes pasamos por el pueblo a comer y aprovechamos a comprarle a Iker unas chanclas que las suyas estaban ya para el arrastre. En el sitio donde comemos está todo muy bueno. No tenemos ni idea de lo que pedimos en ningún sitio, pero hay que probar de todo. Cogemos 4 platos diferentes, uno es una sopa con tropezones, otro de algas y otros dos de algún tipo de carne con arroz. No queda ni rastro de comida y si los enanos no dejan nada eso es señal de que muy malo no estaba. Había una txingurriana que no hace más que intentar jugar con Iker y Noa. Cogemos unos helados de postre en un 7/11. Tailandia está llena de ellos.
Nos vamos a visitar las playas de los alrededores. Son todas muy chulas, pero la mejor de todas donde tenemos el bungalow, Hat Khanom.
Como el día anterior, cenamos en el porche y mientras los enanos se van dentro a jugar, a nosotros nos toca degustar un par de digestivas Chang.
Aunque hay dos camas, las hemos juntado para hacerlas más grandes. Y no habíamos podido tener peor idea. Vaya noche infernal. Noa dormida parece la niña del exorcista, y cuando no te clava un codo en los riñones, te mete un dedo del pie en un ojo. Así que una y no más, que la sufra su hermano, jijijijijiji.
Desayunamos y cogemos carretera hacia el sur. Nuestro destino era Songkhla con la idea de ir parando en playitas. Las primeras que vemos tienen muy buena pinta, pero cuando bajamos a darnos un baño, vemos que hay la de Dios de libélulas. Decidimos seguir y cuando paramos en otra, nos pasa exactamente lo mismo. Empezamos a fijarnos según vamos con el coche y vemos que por todas las zonas está lleno de libélulas. No sabemos el motivo, pero hay un montón, y como no es muy agradable seguimos sin pegarnos ningún chapuzón. De camino a Songkhla pasamos por el lago Songkhla, el más largo de Tailandia que está dividido en tres partes. Nosotros pasamos por Thale Luang. Es un sitio precioso que desprende mucha calma. Nos tiramos en el suelo a comer y hacemos unos bokatas de bimbo con atún.
Llegamos a Songkhla y buscamos hotel. Nos quedamos en el Pavillion Hotel por 1.000 THB con desayuno incluido. Nos pedían 1.400 al principio. Es un hotel viejito, pero las habitaciones osn grandes y con 2 camas de 2 metros cada una. Salimos a dar un paseo y nos acercamos hasta la playa. Como Iker y Noa estaban con mono de agua y no había nadie, a despelotarse y al agua. Luego a secarse al aire ya que no habíamos llevado nada. Vuelta a la habitación, cena y a descansar, que después de la noche anterior……
Hoy es el último día de coche. Tenemos que dejarlo en Hat Yai. Nos levantamos como rosas. La mejor noche desde que hemos llegado.Aparte de las camas, también ha ayudado el que había oscuridad total en la habitación. Desayunamos, no está mal, pero nada del otro mundo. Como Hat Yai está al lado y no tardaremos mucho, decidimos ver un poco la ciudad y disfrutar de la playa que ayer vimos que tenía buena pinta. Recogemos todo y lo metemos en el coche. Aparcamos al lado de la playa, Hat Samila. Está rodeada de casetas que son restaurantes y en una explanada hay un mercadillo. En la esquina de la playa hay una estatua de bronce de una sirena, en la que todos los tailandeses se sacan fotos y la tocan un pecho. Parece ser que da buena suerte, así que a sobar un poco el pechillo. Más adelante también hay una escultura de un dragón enorme que echa agua por la boca. Nos calamos enteros pasando por debajo y haciendo fotos, pero nos echamos unas risas. Vamos a la playa y para variar estamos completamente solos. Es muy bonita y además tiene un montón de estrellas de mar y caracolillos diversos. Los enanos flipan cogiendo un montón de estrellas. Al principio les da cosa, pero luego hasta haciendo apuestas de ver quien cogía más. Tras un largo rato de playa, cogemos el coche y tiramos para Hat Yai.
Llenamos el depósito de gasolina, ya que teníamos que devolverlo lleno. El litro está a 29 THB. De camino paramos en un puestillo a comer. Una vez en Hat Yai, damos 50.000 vueltas para encontrar un hotel. Al final cogemos el Merridian Hat Yai. Hotel normalito tirando a bueno por 1.000 THB la noche. Aparece el chico de la compañía de coches, y sin ningún problema ni rasguño lo devolvemos.
Mañana nos vamos a las islas Perenthian. Unas islas en el noreste de Malasia continental. Tenemos que coger un tren para cruzar la frontera en Sungai Kolok. Así que nos dirigimos a la estación a coger los billetes. hacemos cola, y cuando nos toca, el chico nos dice que ahora no se pueden coger, que tiene que ser mismo día una hora antes. Así que no queda otra que pegarnos un buen madrugón mañana, ya que el tren sale a las 6:30. Vemos un poco la ciudad, bastante fea por cierto. Y en un puestito de la calle que tenía comida para llevar, cogemos unos trozos de carne y otros como de bacon con otro tupper lleno de noodles y al Hotel a degustar la sabrosa cena. De camino, vemos una tienda de maletas y como los enanos querían llevar su propia mochila, les cogemos una de ruedas para que les sea más cómodo por 700 THB.
A las 5:00 de la mañana suena el despertador. Llegamos a la estación y compramos los tickets sin problema tal y como nos había dicho el chico. Pagamos 92 THB por adulto y 78 THB por Iker, Noa no paga. El tren es un poco cutrecillo, pero tiene algo positivo y es que vamos casi solos, así que aprovechamos un asiento cada uno y nos tumbamos a dormir. Bueno, se tumban a dormir. Yo me dedico a sacar fotos y escribir. En todas las estaciones y en el tren, hay un gran despliegue de policías y militares que pasan cada 2 por 3 por todos los vagones. En las estaciones también hay tanquetas, lo cuál acojona un poco. Esto es debido a que esta zona del sur de Tailandia actúa un grupo separatista musulmán y a veces la suele liar. En una de las paradas subieron como 20 militares completamente armados, nos hicieron abrir las mochilas y les sacaron un montón de fotos. Mientras sea por la seguridad nos parece perfecto.
A las 10:00 llegamos a Sungai Kolok, último pueblo antes de entrar en Malasia. Fuera de la estación cogemos un taxi para llegar hasta la frontera. Nos pide 150 THB diciendo que está muy lejos y la gasolina muy cara. Pero sabíamos que se podía ir tranquilamente andando porque está a 1 kilómetro escaso. así que le decimos que sabemos la distancia que hay, se empieza a reir viendo que le hemos pillado y al final nos lleva por 40THB. Con el calorazo que hace no lo dudamos.
Para cruzar la frontera, al no ser necesario visado es de lo más fácil. En el lado de Tailandia te ponen el sello de salida. Se anda como unos 100 metros, hasta llegar a la zona de Malasia, donde te ponen el sello de entrada y ya está.
Se acabó por ahora. En el siguiente post iremos con Malasia y las Islas Perenthian.
B.F.F.F.