Malang y el volcán Bromo, Indonesia (Java)

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Malang y el volcán Bromo, Indonesia (Java)

Después de dejar las maravillosas e increíbles islas Karimunjawa, pondremos rumbo a Malang para ser testigos de lo que es capaz la fuerza de la naturaleza. Subiremos al volcán Bromo, uno de los más activos de Java y cuya última erupción fue en 2004. El trayecto hasta Malang lo haremos en tren nocturno, un gran error a tenor de lo vivido.

Cuando estábamos a gusto como un arbusto y feliz como una perdiz, le tocó al mosquito de turno tocar las narices. Tenía el cuerpo entero de cuatro personas durmiendo destapados en la misma habitación, que no se le ocurrió otra cosa que dar por saco alrededor de los oídos. Nos despertó media docena de veces y cuando ya estaba que me iba a dar algo, no pude más, encendí la luz y los cuatro en danza estuvimos en plena madrugada practicando la caza del mosquito. Sin éxito volvimos a la cama y cuando estábamos de nuevo cogiendo el sueño, les tocó el turno a los gallos cantores de Karimunjawa. Propuse hacer también la caza del gallo, pero esta vez no me dejaron 🙁

Había que aprovechar nuestra última mañana en el paraíso, así que todavía dormidos y a tientas fuimos a desayunar. Había amanecido otro día espectacular y mientras nos preparaban las cosas aprovechamos a darnos un bañito en la playa del hotel. Noa no quiso bañarse y la dejamos con los dueños que estaban encantados. Al volver y mirar donde estaba, nos la encontramos en el suelo de la cocina ayudando a hacer el desayuno y en una mano algo que le habían dado de comer. Los enanos estaban siendo la sensación y en particular Noa al ser más pequeña.

 

Estuvimos toda la mañana los tres solos ya que Noa pasó olímpicamente de nosotros. Con muchísima pena recogimos todos los bártulos y nos encaminamos hacia el fast ferry. Salió a las 13:00 puntual y en 4 horas habíamos llegado a Semarang.

El puerto estaba alejado de todo, por lo que cogimos un taxi que nos acercara hasta la estación de trenes por 30.000 R., que estaba a poco más de 2 kilómetros de distancia (nos la colaron). La idea era ir en tren nocturno hasta Malang para desde allí ir a visitar el volcán Bromo. Al entrar en la estación y mirar las pantallas no vemos que aparezca por ningún lado un tren con nuestro destino, pero por si acaso le preguntamos a la chica del mostrador y nos confirmó que salía uno a las 23:00 de la noche. Pagamos 195.000 R. por adulto y 156.000 por iker, ya que Noa no pagaba.

Buscamos un sitio por los alrededores para ir a cenar, pero no vimos nada, con lo que en un indomaret (cadena de supermercados de allí), compramos cosas de picoteo y sentados en unas escaleras de fuera de la estación, hicimos un apaño de cena. Dentro habíamos visto que había una tienda de Dunkin´Donuts, así que el postre lo tomamos allí. Y las 4 horas siguientes restantes hasta que llegó nuestro tren también las pasamos dentro debido al fresquito del aire acondicionado.

Creíamos que los trenes nocturnos de Indonesia, serían parecidos a los que habíamos probado en China y la India, pero cuando llegó el momento de montar, nos llevamos una gran decepción. Aunque en nuestros billetes ponía business, yo creo que era porque les hacía ilusión poner esa palabra, ya que todos los vagones eran iguales. Los asientos eran corridos y no había literas, lo que nos dejó bastante fastidiados. Lo bueno que tuvimos es que como el tren iba prácticamente vacío, cogimos un sitio cada uno y pudimos tumbarnos. Parecía que la cosa no iba a estar tan mal (craso error).

 

Según pasaba el tiempo, las luces no se apagaban y el calor que hacía dentro era infernal ya que los ventiladores no funcionaban. Pero aún así los críos y Usu se quedaron dormidos. Yo estuve leyendo un poco y cuando mis ojos estaban poco a poco cerrándose, vi por el rabillo del ojo que algo se movía a mi lado, me giré, y me encontré cara a cara con una pedazo cucaracha que parecía que se había alimentado a solomillos de buey. Eso fue lo peor que me pudo pasar, ya que si había una eso quería decir que había más. Me incorporé y vi por el suelo un montón de ellas. Las 10 horas que duró el viaje, me lo pasé sentado leyendo y matando las cucas que se subían por los asientos en los que estaban durmiendo los críos y Usu. A las 9:00 llegábamos a la estación de Malang sin haber dormido ni un minuto en toda la noche. Eso sí por lo menos tendría el récord guiness de aplastamiento de cucarachas, la pena que no hubo nadie para certificarlo.

Según salimos de la estación, nos vinieron unos cuantos taxistas a ofrecer sus servicios, y aunque en principio íbamos a ir a un hotel a descansar para al día siguiente subir hasta el volcán, decidimos que lo mejor era hacerlo todo del tirón y luego estar el resto del día y el siguiente tirados a la bartola. Así que empezamos a negociar y de 600.000 R. que empezaron conseguimos dejarlo en 350.000.  El coche era un toyota del año 1756.

Gunung Bromo

Tardamos 3h y 15 minutos en llegar. Atravesamos unos paisajes preciosos con un verde intenso y mucho cultivos, debido a la fertilidad que tienen las tierras cercanas a los volcanes. Poco antes de entrar en el pueblo, el taxista se paró en un parking y se nos acercó un hombre. Nos dijo que a partir de ahí era obligatorio ir en todoterreno y que el precio eran 450.000 R. Lógicamente le dijimos que no y al taxista que arrease hacia el pueblo. Al lado también estaban un par de chicos en moto que se ofrecieron a llevarnos por 50.000 R. cada moto. Les dijimos que tal vez más adelante pero que ahora seguíamos con nuestro transporte. Casi llegando a un hotel que está situado en un sitio privilegiado con unas vistas increíbles, el coche empezó a decir basta. Se estaba calentando el motor y empezaba a salir humo, así que nos bajamos y esperando a que se enfriara para volver a montarnos aparecieron los chicos de las motos. Se imaginaban que la chatarra de coche que llevábamos no iba a soportar esas cuestas con todos dentro y nos estaban haciendo un marcaje cercano. Nos miramos Usu y yo y con una sonrisilla tiramos para adelante. Nos montamos Usu e Iker con uno y Noa y yo con el otro. Quedamos con el taxista que nos esperara en el hotel y nos fuimos directos al volcán montados 3 en cada moto.

 

El recorrido que atraviesa desde el hotel hasta casi el volcán parecía sacado de un película de ciencia ficción. Estaba todo desértico y cubierto completamente de ceniza volcánica. Ese volcán era uno de los más activos de Java y la última vez que erupcionó fue en el año 2004. Había un tramo del recorrido que se podía hacer en caballo por 50.000 R. más.

Justo en la base del volcán había unas cuantas escaleras para acceder hasta el cráter, pero estaban completamente tapadas por la ceniza y además resbalaban. Hacía muchísimo viento y estuvimos a punto de no subir porque no lo veíamos seguro yendo con Iker y Noa en brazos, pero un chico que estaba allí le cogió a Iker encima y se lo subió él hasta arriba. Alucinamos con las vistas que había desde allí. Lo malo fue el fuerte viento que no nos dejó verlo con tranquilidad. Iker lanzó un ramo de flores al volcán, en señal de ofrenda. Se lo habíamos cogimos al chico que le había subido hasta arriba, sólo faltaba. Después de unas cuantas fotos y un tanto agobiados porque a ambos lados había precipicio y el viento es muy traicionero, volvimos de nuevo en nuestras motos hasta la zona del hotel en donde nos estaba esperando nuestro taxista con el capó levantado.

 

Nos pidió un poco más de tiempo, por lo que aprovechamos para comer. Pedimos en el hotel 2 tortillas, 2 pizzas y 1 mie goreng con una botella de agua por 87.500 R. Había sido una visita increíble y lo mejor de todo es que de nuevo la habíamos disfrutado completamente solos. Era una excursión bastante turística pero como los tours la organizan para ver el amanecer, en las horas posteriores no hay prácticamente nadie. El placer de viajar por tu cuenta.

Malang

De vuelta a Malang nos cayó la primera y única chaparrada de todo el viaje. Fue una hora lloviendo sin parar, para seguido quedar un cielo completamente despejado.

Miramos un par de hoteles que no era lo que buscábamos y al tercero acertamos. Hotel Kartika Graha. Estaba situado en el centro de la ciudad, las habitaciones eran muy espaciosas y tenía un par de piscinas enormes en las que poder relajarnos. 756.000 R. por dos noches. Aprovechamos le media horita que quedaba para que cerrasen la piscina y fue uno de los mejores momentos. El meternos a remojo después de la noche del tren y el polvo que habíamos tragado en el bromo, fue una maravilla. Es probable que cuando nos fuimos tuvieran que filtrar la piscina entera 😉

Después de una buena ducha, salimos a buscar algún sitio donde cenar, y casualidades de la vida cerca del hotel había un mcdonalds. En cuanto Iker lo vió nos dijo que quería ir allí y después de lo bien que se estaban portando con la paliza que nos estábamos pegando, no nos quedó más remedio que aceptar la proposición. Pedimos 2 big mac y 2 happy meal, uno de ellos con macarrones, lo que nos sorprendió bastante, costaron 130.000 R.

Dimos una pequeña vuelta por los alrededores y aprovechamos para sacar dinero. El cajero daba 2,5 millones de rupias como máximo, así que aproveché a sacar dos veces ya que era de los que más daban. Sino la mitad del dinero del viaje se iba a ir en pagar comisiones al banco.

Ya en el hotel, mientras el resto se tumbó un poco a ver la tele, yo aproveché a acercarme hasta un cibercafé para mirar si había posibilidades de ir en avión desde donde estábamos hasta Bali. Nos daba mucha pereza atravesar el resto de Java por tierra y según que precios igual hasta era más caro que hacerlo por aire. Además el otro volcán que queríamos ver, el Ijen, visto lo visto del Bromo, no teníamos muy claro que fuera a ser accesible con niños tan pequeños, por lo que decidimos dejarlo para el próximo viaje por tierras Javanesas.

 

Encontré 4 billetes a Denpasar con la compañía Lion air por un millón y medio de Rupias, pero había que ir a un banco a pagarlos, no se podía hacer a través de internet. Así que los dejé reservados, 24 horas los mantenían, y me volví a la habitación a descansar. Pero cuál fue mi sorpresa que al llamar a la puerta allí no contestaba nadie. Tras estar un buen rato aporreandola y sin obtener respuesta alguna, decidí bajar a recepción a por otra llave. Al entrar me los encontré a los tres completamente ceporros. Lo mismo que me pasó a mí según toque las sábanas.

Por fin habíamos conseguido dormir una noche como dios manda. El cansancio de los dos días anteriores era posible que también tuvieran mucho que ver. Era un día que nos lo íbamos a tomar de transición sin hacer completamente nada. Bajamos al comedor y dimos buena cuenta de un delicioso desayuno buffet. Seguido nos fuimos a la piscina y nos pasamos prácticamente la mañana y la tarde de la hamaca al agua y del agua a la hamaca. Fuimos testigos de la prevención de riesgos en el trabajo que hay por estos lares. Escaleras de madera atadas unas a otras colgando de la fachada y los hombres limpiando las ventanas sin ningún tipo de agarre de seguridad. Espectacular.

Entre tanto remojo aproveché para acercarme al banco a pagar los billetes de avión, pero cuando llevaba una hora haciendo cola, se me acercó un trabajador del banco que sabía inglés y al preguntarme que es lo que deseaba, me dijo que sino tenía una tarjeta específica, ATM, no podía hacer nada. Me dijo que al lado había un travel agent, que me podría ayudar. Le dí las gracias y me dirigí hacia allí, aunque si hubieran sido 45 minutos antes, se lo habría agradecido más.

En la agencia muy amablemente, me anularon los que tenía reservados y me dieron otros nuevos. Encima con un pequeño ahorro de 50.000 R. Volví a la piscina y así seguimos el resto del día. A la noche salimos a cenar a un sitio que habíamos visto el día anterior. Nos pusimos chatos y pagamos sólo 58.000 R. por 1 nasi goreng, 1 mie goreng seafood, 1 gambas rebozadas, 1 sopa de verduras y 2 platos de espaguetis más 4 zumos de naranja.

Con esto poníamos punto y final a Java, ya que al día siguiente nos íbamos a uno de los sitios que más ganas teníamos de ver en este viaje, BALI.

 

 

B.F.F.F.

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