Hoy viajamos de Medan a Banda Aceh, en Sumatra Norte siguiendo con otra de las etapas de nuestro viaje a Indonesia. Salimos desde Medan y os contamos cómo llegamos hasta nuestro destino. Nos levantamos pronto, pero antes nos damos el último baño en el hotel y disfrutamos de unas horas más en Medan. Comenzamos con el relato:

Últimas horas en Medan y viaje a Banda Aceh

Nuestra forma de llegar a Banda Aceh es en autobús  desde Medan. A la mañana temprano, después de desayunar voy a buscar el sitio donde supuestamente venden los billetes. El chico de recepción me indica más o menos por donde queda. La calle es Jl. Gajah Mada nº56 y la empresa se llama Putra Pelangi. Les dejo a todos en la piscina del hotel y me voy dando un paseo. Tardo como una media hora en llegar y encontrarlo. Está cerrado y hay unas cuantas personas esperando. Llega la chica de tomar su cafecito (todavía lo llevaba en la mano), sin prisa y relajada y la gente en ningún momento pone mala cara. Aaaayyyyyy si esto pasara aquí, la estábamos poniendo de vuelta y media. Cojo 4 billetes para hacer el trayecto por la noche. Hay la posibilidad de que los enanos no paguen, pero nos arriesgamos a que vaya lleno y se tengan que sentar con nosotros. Así que mejor coger un asiento para cada uno que el viaje es muy largo. 880.000 R. La chica me dice que la hora de salida son las 17:30, pero que a las 17:00 estemos allí para que nos lleven hasta la terminal desde donde salen los autobuses.

Vuelvo al hotel a por la family y aprovecho a darme un bañito. Vamos a la habitación a preparar las mochilas ya que a las 12:00 nos tenemos que ir. Las dejamos en recepción y nos vamos a dar un paseo. En la carretera vemos una familia de 7 miembros en un transporte privado y no era un coche, era una ¡moto!. En otros países habíamos llegado a ver 5, pero 7 es el récord. Volvemos a comer al mismo sitio 140.000 R. y para hacer tiempo les cogemos a los críos una tarjeta para jugar en una sala de máquinas enorme que hay. La cargamos con 70.000 R. y después de jugar en todo lo que quisieron y más, todavía sobraba dinero. Otra vez al hotel a por las mochilas que se acercaba la hora de marchar. Cogemos un tuk – tuk hasta donde cogí los billetes, 15.000 R. Y de allí en una furgoneta nos llevaron hasta la estación de autobuses. Iker y Noa se sentaron delante con el conductor e iban encantados.

Nos montamos en el autobús y parece que tiene muy buena pinta. Los asientos se reclinan casi enteros y hay una manta y una almohada. Reclinamos completamente los dos asientos de los enanos y se tumban casi como en una cama. A las 17:30 en punto arranca el bus. Durante el trayecto para una vez para cenar y otra vez para rezar.  Para cenar no bajó casi nadie, pero para rezar, el autobús se quedó vacío.

Llegamos a Banda Aceh

Llegamos a las 7:30 a Banda Aceh. La friolera de 14 horas para hacer 600 kilómetros. Para ser un autobús ha sido llevadero el viaje pero estamos algo atrofiados. Al bajar, unas cuantas personas nos vienen a ofrecer transporte. Todos muy caros y sin rebajar nada. Así que salimos fuera para que nos dejen tranquilos y cogemos a uno que pasa por 20.000 R. Nos lleva al centro a un hotel que dice que está bien, me bajo a verlo y cumple con los requisitos que queremos, céntrico, camas grandes, limpio y bien de precio con desayuno incluido. SIWAJ HOTEL, 250.000 R. Así que con el cansancio que teníamos ya no buscamos más. Dejamos las mochilas y vamos a ver la city. Primeramente nos acercamos hasta la mezquita Mesjid Raya Baiturrachman. Es muy bonita, , toda blanca con las cúpulas negras, además está metida en un recinto rodeada de jardines. Es uno de los pocos edificios que resistió el tsunami de 2004. Banda Aceh fue uno de los sitios en los que más gente murió, cerca de 60.000 personas. En esta zona había una guerrilla separatista, con lo que no era muy recomendable visitarla, pero «gracias» al tsunami, se dejaron las diferencias a un lado y se firmó un acuerdo entre los rebeldes y Jakarta. Unos dejaban las armas y los otros les daban un poco más de autonomía y retiraban a los soldados. Aunque se ha avanzado mucho, en esta zona son muy islamistas  y se aplica la sharia, ley islámica un tanto estricta sobre todo con las mujeres. Nosotros lo vivimos unas cuantas veces en nuestras carnes, bueno más bien Usua.

Nada más entrar al recinto de la mezquita, lo primero que hacen unas chicas es decirle a Usua que se tape la cabeza y eso que estábamos fuera de la mezquita. Entramos a verla, no había nadie rezando, estábamos tapados y descalzos como mandan sus creencias. Nos viene una chica que estaba limpiando y de muy malas formas se pone a gritar diciéndonos que nos vayamos de allí, que si no somos musulmanes no podemos estar dentro. Intento que se tranquilice, le digo que vamos bien vestidos, que no estamos ofendiendo a nadie y que sólo queremos ver lo bonita que es, pero no entra en razón. Se va y aparece con dos policías armados, que de buenas maneras y con una sonrisa en la boca nos dicen que tenemos que salir de allí, pero no sólo de la mezquita, sino que nos sacan del recinto también. No conseguimos entenderlo pero decidimos que lo mejor es dejarlo e irnos.

Con un poco de mal cuerpo por lo sucedido, vamos a visitar el Museo del Tsunami. Entrada gratis. Es un museo recordatorio de la catástrofe que asoló el pueblo. La entrada es por una zona oscura en la que está cayendo constantemente agua. Después hay una sala muy alta con un montón de nombres en placas y en la siguiente sala hay fotos del pueblo con el antes y el después. Cada 15 minutos pasan un video explicando lo que pasó. Hay una imagen de la mezquita completamente rodeada de escombros y el agua pasando a toda leche, mientras un montón de gente se cobija en su interior para poder salvar la vida. Se ponen los pelos de punta. A parte de como recordatorio del Tsunami del 2004, también sirve como refugio de emergencia en el caso de que volviese a suceder. Todo el pueblo está señalizado para saber a dónde dirigirse.

Cerca hay un parque muy chulo, el Parque Blang Padang, con un avión de hélices enorme con el que los críos flipan. Este parque está rodeado de estatuas que son como la proa de un barco, con inscripciones de todos los países que ayudaron en la reconstrucción.

Muertos del calor sofocante que hace, y eso que no son ni las 13:00, decidimos volver al hotel a descansar. Paramos a comer unos mie goreng, 150.000 R. Y ya en la habitación sin quererlo, nos echamos un siestón los cuatro de los que marcan época. Salimos a cenar. Saco un «poco» de dinero en el cajero, 1.500.000 y 2.000.000 R. Encontramos una cafetería con un montón de donuts variados y nos ponemos ciegos. Están riquísimos, y como todo por aquí, muy baratos, 50.000 R. la de Dios de donuts. Vuelta al hotel y a dormir.

Nos despertamos sin prisa, bajamos a desayunar, pero allí no hay ninguna sala con nada preparado. Nos dicen que esperemos un poco sentados en unas sillas que hay en recepción. Y como 15 minutos después vemos aparecer a una chica con unas bolsas de comida. Se sale, han ido a la calle a comprarnos el desayuno. Abrimos las bolsas y vemos que son cuatro mie goreng. A las 10:00 de la mañana como que no apetece mucho eso. Comemos un poco cada uno para no hacerles un feo. Lo demás es imposible terminarlo porque encima picaba un montón. Así que según salimos vamos a un Indomaret (los supermercados que hay por allí) y nos cogemos unos zumos y unos bollos.

El día nos lo tomamos con calma. Cogemos un tuk – tuk para que nos lleve a ver un par de cosas de los estragos que hizo el tsunami. 30.000 R. Primeramente vamos a Lampulo, un pueblo pesquero pequeño y muy tranquilo. Hay un barco de pesca de un tamaño considerable encima de una casa. Esto demuestra la altura que cogió el agua cuando entró en el pueblo. Dentro de la casa hay como un museo con fotos. La entrada es gratis.

De allí nos vamos a ver otro barco arrastrado por el Tsunami, es el Ship PLTD Tsunami Memorial en el Situs Tsunami Kapal PLTD Apung, pero este impresiona mucho más. Se trata de un carguero de más de 2.500 toneladas que fue arrastrado 4 kilómetros tierra adentro. Está rodeado con un andamiaje para poder subir a verlo. Tiene un monumento con el día y la hora en que empezó el terremoto, poco antes de que se originase el tsunami. No hay que pagar por entrar, pero al salir hay un grupo de voluntarios que te piden que firmes en un libro de visitas y una chica te explica un poco de que trata todo eso. En el Museo del Tsunami también nos hicieron firmar y poner la procedencia.

Hambrientos y con idea de cambiar un poco de comida, le decimos al chico del tuk – tuk que nos lleve a un Pizza Hut que hay al  lado del hotel. Finalmente le demos 50.000 R. porque ha sido un buen guía. Generalmente no solemos dar propina, ya que creemos que cada uno ya es remunerado por el trabajo que hace, pero cuando nos tratan bien y además te hacen de guía sin habérselo pedido, no dudamos en agradecerlo. Entramos al Pizza Hut y alucinamos. El mejor restaurante de 3* Michelín no tiene la cantidad de camareros que hay allí dentro. Todos vestidos con traje, las mesas con manteles y servilletas de tela. No se parecía en nada a los de aquí. Nos traen la carta y había de todo no sólo pizzas. Pero nosotros veníamos a lo que veníamos. Pedimos unos panes con queso, un par de pizzas grandes y unos refrescos, todo por casi 300.000 R. Carísimo para lo que es y dónde es. Pero viendo que prácticamente no había nadie y el lujo de como estaba puesto todo y los camareros, allí el Pizza Hut debe ser como un restaurante de nivel.

Nos vamos al hotel a descansar un poco pero nos volvemos a quedar dormidos. El madrugar, no parar y tanto calor te dejan planchado. Por la tarde-noche salimos a coger unos donuts de esos tan ricos y cogemos en el indomaret unas latas y unos bimbos para comer en la habitación. Mañana nos vamos a Pulau Weh, una isla paradisíaca al norte de Banda Aceh.

B.F.F.F.