Nuestra primera visita a París con los enanos, la aprovechamos, ya que teníamos que atravesar casi todo Francia, para disfrutar de la tranquilidad de unos preciosos pueblos en las regiones de Lemosín, Dordoña y Quercy. Sin duda una de las mejores elecciones que hicimos para no estar en grandes ciudades solamente.

Aunque París era un destino bastante recurrente y al que Usu y yo habíamos recurrido 3 veces a lo largo de nuestra vida viajera, la insistencia de Iker y Noa por conocer la Torre Eiffel, (que no Eurodisney 😯 , ¿¿¿ Empezará a estar calando el espíritu viajero en nuestros hijos????) nos hizo aprovechar el puente de la constitución para hacer una escapadita al país vecino. En esta ocasión en vez de en coche y camping por el frío que podría hacer, (los hoteles estaban por las nubes para los 4) nos decantamos por alquilar una furgoneta preparada. Nuestra ilusión como viajeros, pero inalcanzable por los precios a los que están y el provecho que se le puede sacar en el día a día.

La alquilamos con una empresa que hay en casi toda Europa pero que no daré el nombre para no hacerles propaganda gratuita, ya que dejaron bastante que desear en la formas y sobre todo en la caradura que demostraron a la hora de devolverla queriéndonos hacer pagar un pastizal por un insignificante rasguño en el parachoques que casi había que imaginárselo. Llegando en algún momento hasta a amenazarnos. Menos mal que la otra parte integrante de la página, abogada de profesión, les dejó las cosas bien claritas con un escrito y una posible denuncia. Aunque resulta triste que haya que llegar a esas cosas para que a uno no le tomen el pelo.

Bueno, a lo que iba, el viaje que es lo importante. Con la idea clara de visitar París, teníamos el problema de donde podríamos aparcar semejante trasto, ya que por la altura que tenía no entraba en los parkings normales. Miramos por internet decenas de páginas y encontramos algunos sitios pero que estaban muy alejados del centro. Así que por ese lado decidimos dejarnos llevar y preocuparnos del problema una vez estuviéramos allí.

La idea era estar un par de días enteros y un tercero que sería la llegada a media tarde, para después volver bajando poco a poco y viendo algunos pueblos que resultaran interesantes. Como tampoco había muchos días, mirando la guía encontramos la zona de Lemosín, Dordoña y Quercy que nos atravesaba prácticamente la ruta de vuelta. Así que los últimos días los pasamos en la zona descubriendo unos pueblos fantásticos y preciosos que durante el verano y con mejor temperatura tendrían que ser una auténtica maravilla. Aunque lo positivo que tuvimos es que al ser invierno pudimos disfrutarlos completamente solos y con la suerte de que el tiempo nos acompañó en todo momento.

Pues con la idea más o menos esbozada, ya que si en Asia cambiamos de planes en Europa con coche podía ser el despiporre, esperamos ansiosos a que llegara el día señalado para nuestra pequeña pero nueva e ilusionante excursión.

B.F.F.F.